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(Me pregunto qué dicotomía hay en el alma de este querido, entrañable forero que, cada dos o tres mensajes, declara solemnemente que pasa de mí, que soy un desecho humano con gallinas en un imaginario dormitorio de Castellón de la Plana, pero no para de hablar de mí dentro y, al parecer, fuera del foro. ¿Será, oh cielos, que él también me quiere?)

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Amigo mío, con cariño se lo digo: no caiga en la falacia. No vaya a pensar, como Leire Díez, que los españoles (ni los foreros) son tontos. Angelete, y todos los que se le revolvieron en Invertia en su día, y los que se empiezan a mover aquí, son la consecuencia directa de sus acciones. Como decía Small Tito de usted... pero... espere... se lo contaré otro día, que me da pena disgustarle contándoselo, siendo víspera de fin de semana y teniendo usted tantas cosas importantes que arreglar en casa.

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Se hizo en su día en Ezentis. Si la empresa tiene un plan de negocio serio, si da resultados, es una medida acertada y da seriedad a la inversión. Si sucede como entonces, sólo sirvió para manejar la caída con disimulo.

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Mi buen amigo, el entorno tóxico que tan bien conoces es otra relación inequívoca con su pasado. Y eso de que Anabel y Elías han demostrado algo en Ezentis... mucha prudencia, querido contertulio. Anda que no les queda para ganarse la confianza de los accionistas (excepto de ése que dice que habla "muchas veces, millones de veces con Elías", y le sigue muy contrito, asintiendo y sonriendo, a la salida de la última Junta).

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La prudencia debe yacer en el fondo de cualquier loco arrebato, incluso en el amor. Así que, imagínese en Ezentis. Ojalá gane mucho dinero. Sería buena señal. Pero nunca se fíe en este valor, haga caso a los antiguos.